Druni, esa tienda de cosméticos y parafarmacia que nos tiene enganchadas con sus precios bajos y ofertas irresistibles. Desde su llamativo cartel en tonos rosa, negro y… ¿blanco? (perdonad, pero hoy mi memoria está como la de Dori, la amiga de Nemo), vamos a seguir... Cartel luminoso donde predomina el rosa y llegamos hasta sus pasillos perfectamente organizados, cada rincón diseñado para que caigamos en la tentación. Y qué decir de sus dependientas: siempre impecables, con su uniforme negro y su maquillaje on point, esperándote en la puerta con una cestita. Hasta ahí, todo perfecto.
Ahora viene lo interesante. Las que compramos mucho online (¡gracias, pandemia del COVID!), sabemos que la cosa cambia. Nos hemos acostumbrado a las apps, que prácticamente nos leen la mente y nos dejan la cesta lista con solo pestañear. Así que, como buena compradora digital, antes de pasar por Druni, me miro la app para aprovechar esos famosos descuentos.
✔️ Guardo los productos en favoritos.
✔️ Voy a la tienda.
✔️ Comparo precios para ver si realmente coinciden.
¿El resultado? Casi siempre (no siempre), los productos que promociona la app y los de la tienda con su rayito son los mismos… pero con un precio diferente. 😑 A veces, 1€ o 2€ más caros en tienda. ¡Shit!
Llegas, y el estante está repleto. Es ahí cuando piensas que hay gato encerrado, o acaban de reponer y eres una de las 200 afortunadas del día. Llenas la cesta con esos productos tan deseados y decides dar una vuelta más por la tienda para gastar más (total, de perdidos al río). Pero cuando llegas a caja, preguntas a la cajera para asegurarte:
— Esto tiene el 3x2, ¿verdad?
La cajera me mira extrañada. Le enseño la app, ella mira la pantalla de mi móvil, desliza arriba y abajo con su dedo y me suelta:
— Ah, no... eso será solo en la app. En tienda no.
¿CÓMO? Vaya chasco… Y el coraje es igual o peor que cuando estás en lista para comprar entradas de un evento muy deseado y, cuando por fin te toca, se han agotado.
Aquí una tiene dos opciones:
1️⃣ Actuar como una persona cívica, hacer una mueca de decepción, dejarlo pasar y comprar lo que llevas.
2️⃣ Hacer lo que realmente te apetece: soltar la cesta entera y salir indignada.
Druni, te queremos, pero... ¡basta de jugar con nuestras ilusiones! Si una oferta es solo para la app, que quede claro, o mejor aún, clarísimo, antes de hacernos perder el tiempo. Y si queréis que sigamos llenando la cesta, sed más transparentes con los precios porque, al final, el maquillaje se puede retocar, pero la confianza no.
💄 ¿Os ha pasado algo similar? Contadme vuestra experiencia.
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